1. Crea un rincón lector.
Leer es un acto que necesita de concentración y tranquilidad, pero también de comodidad y de bienestar. Recuerda que los niños están en un momento en el cual se va desarrollando poco a poco y en proporcional progresión a su edad, los entramados de su futura comprensión lectora. Esto hace que lean y vuelvan a leer sobre lo leído, intentando encontrar el significado de lecturas que muchas veces están condicionadas por su falta de vocabulario o incluso su falta de costumbre si es el caso. Un lugar cómodo donde sentarse, con una buena luz acondicionada al momento lector, o incluso velas aromáticas, o flores, ¿por qué no?; favorecerán el ambiente propicio para sus lecturas.
Si me siento cómodo leyendo, seguramente querré leer más, porque estaré a gusto. La decoración que hagas del lugar escogido para que tus hijos lean, o para que tus alumnos adquieran un hábito lector, puede ser especial para fomentar esta actividad. Estanterías de colores, puffs, mesas a su medida, marcapáginas especiales, incluso tipis indios o doseles, biombos que den intimidad; pero sobre todo, una ambientación especial para hacer del momento de la lectura, algo especial.
2. Predicar con el ejemplo.
Es evidente que si tú no lees, el niño que ve en ti ese ejemplo a seguir, no lo hará. Desde la hora de leer en el colegio hasta el tiempo de ocio en casa dedicado a la lectura, pasando por un sinfín de oportunidades para que te vea en plena acción (leyendo el periódico, leyendo en el súper, leyendo esa valla publicitaria, esas instrucciones, la señal de tráfico, etc); tus lecturas son el espejo de las suyas. Si tú lees, si tú eres interesado por la lectura y por lo que implica en la vida cotidiana; él también lo hará.
3. Crea una tradición lectora.
Buscar un lugar ideal para la lectura es tan importante como buscar el momento. Muchos son los padres que emplean la hora de acostarse de sus hijos para introducir los cuentos y la lectura grupal. Y estos mismos hijos son los que en el futuro y con el paso de los años tienen por costumbre leer antes de dormir.
En el colegio, esa sagrada hora de biblioteca no se puede cambiar ni por una explicación, ni por un examen, ni por nada que te parezca más importante (que luego yo soy la primera en hacerlo, pero no debemos, y lo sabes). Si tus alumnos ven que le otorgas una gran importancia a la hora de biblioteca, inmediatamente reconocerán su necesidad y las características hedónicas que desprende.
Crear una tradición inquebrantable hará de la lectura un hábito al que amar y respetar.
4. Emplea el libro como forma de ocio.
Emplear un libro como alternativa a la tablet, a la muñeca o al balón, puede que te parezca algo utópico, pero no es imposible. En muchas ocasiones, los niños se cansan de sus juguetes favoritos o de los juegos de siempre, y en ese momento rutinario en el cual no saben qué hacer, es una idea de recibo darles un libro. Seguramente no pondrán pegas a esa lectura en un día lluvioso en el cual ya han agotado sus recursos imaginativos en casa.
Y en el colegio, nada nos impide llevar la lectura al recreo. En lugar del fútbol, un día a la semana, podemos llevar libros de la biblioteca para que los usen y cambien de rutina.
5. Usar la biblioteca.
La del cole, la municipal, la de casa de la abuela, la de aula, la de la habitación. Y si no tenemos, las creamos con revistas viejas y libros que nos vayan sobrando. Si tu casa no tiene libros, sácalos de donde sea, de mercadillos de segunda mano, de organizaciones benéficas o rastros en donde los regalan, etc.
Haz de la visita a la biblioteca, todo un acontecimiento. Regálale a tu hijo por su cumpleaños, su primer carnet de biblioteca. Con los años sabrá de su valor e importancia.
6. Hacer del libro un regalo especial.
Regálales libros. Si eres padre, en sus cumpleaños y fiestas, siempre libros. Construir juntos vuestra propia biblioteca es el mejor regalo que les puedes dar. Si eres profe, en las ocasiones especiales, en los concursos, para premiarles, etc.; siempre un libro.
Además, puedes canalizar sus gustos personales en la lectura. Que tu hijo o tus alumnos son forofos del fútbol, búscales un libro de esta temática y verás como leen. Nunca obligando, sino sugiriendo mediante el regalo, como un modo de descubrirles la belleza de la lectura mediante el descubrimiento y el premio.
7. Visitar actividades que fomenten la lectura.
Conciertos, cuenta cuentos, obras de teatro, títeres, cine, etc. Hay mil actividades a las cuales puedes ir con tu hijo relacionadas con el mundo de la lectura. Y desde el colegio, dinamizando mediante la presentación de cuentos, de
sde el uso de los recursos de la biblioteca, y aprovechando los contenidos de todas las especialidades y asignaturas. Cantando esa canción que es el tema central del cuento que recomiendas, o bien musicando esa poesía; representando la obra de teatro, dramatizando a un personaje, estudiando al autor o haciendo una presentación de éste, etc.
8. Leer en distintos formatos.
Leer imágenes, partituras, cómics, poemas o narrativa, buscar información en enciclopedias, en Internet,… Recuerda que hay un sinfín de posibilidades lectoras que ofrecer a nuestra infancia. Sólo tienes que bucar la que sea adecuada para que comprendan y aprecien la pasión por la lectura.